Mari
OTROS NOMBRES: ANBOTOKO DAMA ‘la dama de Anboto’,
ARALARKO DAMA ‘la dama de Aralar’, MURUKO DAMEA ‘la dama de Muru’, AKETEGIKO
SORGINA ‘la bruja de Aketegi’, BIDEKO EMAZTE XURIA ‘la dama blanca del camino’,
ARPEKO SAINDUA ‘la santa de la cueva’ …
Es el genio más importante de
la mitología vasca, está por encima de todos los demás genios, es la líder de
los demás personajes mitológicos. Esta personificación femenina de la tierra,
se asemeja a los mitos ectónicos (de la tierra) que adoraban los antiguos
pueblos matriarcales, antes de llegar los dioses celestes. Es la reina de la Naturaleza y de todos
sus componentes. Está claro que este personaje es anterior a la llegada del
cristianismo, y que para los antiguos vascones debió tener el estatus de diosa.
Observando las cualidades y características de Mari, se le puede encontrar
cierta semejanza con algunas diosas de la antigua Europa.
Mari es la diosa de la justicia, defensora de la
honradez y muy severa con la injusticia. Desprecia y castiga el mentir, el
robar, no cumplir la palabra dada, no respetar a las personas y la arrogancia,
sin embargo premia el ayudar a los demás. Premia y socorre a sus adeptos pero
castiga a los que no creen en ella. Los delincuentes son castigados con la
privacidad o perdida de lo que ha sido objeto de la mentira, el robo, el
orgullo...
Personifica las fuerzas de la naturaleza, y con su
poder, da equilibrio a éstas. Es la reina de la naturaleza, y cuando Mari se
acerca, se anuncia con una tormenta. En muchos lugares acudían a Mari para
pedir que ahuyentase el granizo, y hay constancia de que para ello incluso el
párroco del pueblo iba a celebrar misa a la entrada de la cueva donde vivía.
Esto nos indica que después de la cristianización, todavía el pueblo seguía
creyendo en su poder.
La mayoría de las veces Mari se muestra en forma de
una mujer hermosa. Esta espectacular dama aparece en distintas situaciones: en
Durango sosteniendo en sus manos un precioso palacio de oro, en Amezketa se la
ha visto surcando los cielos en un carruaje de oro tirado por cuatro caballos,
en Oñate sobre un carnero, etc. Pero en otras leyendas toma forma de animal, de
ráfaga de viento, de hoz ardiendo, de nube o arco iris. También aparece a la
entrada de su cueva con un carnero al lado, su animal predilecto.
Mari al ser un personaje mitológico ectónico vive bajo
tierra, y sale a la superficie por cuevas y simas. En varios relatos se
menciona que Mari vive en Anboto siete años y se traslada por el cielo al monte
Txindoki para vivir otros siete, alternando así su residencia. Si alguien
penetra en su vivienda lo castiga pero si ha entrado con su permiso siempre hay
que tutearla, no se debe sentar en su presencia y al retirarse nunca se le
puede dar la espalda.
En Oñate cuentan que el marido de Mari es el genio
llamado Maju, pero los relatos del Goierri atestiguan que es Sugaar. Tiene dos
hijos llamados Mikelats y Atarrabi.
Es costumbre muy arraigada, poner un Eguzkilore (flor del sol), una carlina, en la puerta de los caseríos, para ahuyentar a los malos espíritus y genios.
En algunas leyendas el sol es el ojo de dios.
Según los
historiadores la cultura vasca era fundamentalmente
matriarcal, y en cierta medida, así ha sido hasta hace poco.
Por lo que podemos ver, la importancia de las divinidades femeninas hasta ahora
mencionadas corrobora este hecho.
Para JM Barandiaran es posible que antiguamente el pueblo vasco adorara al dios del cielo, semejante al dios Thor de los escandinavos. Este culto Es posible que lo trajeran los pueblos celtas que invadieron esta tierra entre los años 1000 y 500 a.c.
Examinando atentamente las divinidades tratadas, se explica la antigua cosmología del Pueblo Vasco. En el centro de todo está la Tierra, la base de toda la existencia y la vida natural, y a su alrededor están el Sol (Eguzki Amandrea), la Luna (Ilargi Amandrea) y el Cielo (Urtzia). Todos los días las diosas Eguzki Amandrea y Ilargi Amandrea salen de dentro de Ama-lurra, desde sus entrañas, y recorren su trayectoria sobre el dios Urtzia, para volver de nuevo al seno materno, Ama-lurra. Mari era la diosa de la naturaleza y de todos los fenómenos naturales. Por lo tanto los antiguos vascos adoraban todo lo que tenían ante ellos: la tierra, la naturaleza, el sol, la luna y el cielo.
En las leyendas del Pueblo Vasco la Tierra, Ama-Lurra, es la divinidad principal. La tierra, se nos muestra como habitáculo de todos los seres vivos, poseedora de fuerza vital propia que ha creado nuestro entorno natural. Es la que hace posible la existencia de animales y plantas, y la que nos da a los seres humanos el alimento y el lugar necesario para vivir. La tierra es un enorme recipiente, un receptáculo ilimitado, donde viven las almas de los difuntos y la mayoría de los personajes mitológicos.
La fe en Ama-Lurra es muy antigua en el pueblo vasco, anterior a la invasión de los pueblos indoeuropeos. Ya que estas culturas que llegaron del este a la vieja Europa, fueron las que introdujeron la creencia en las divinidades celestes.
Según cuentan las leyendas, en el interior de la tierra existen increíbles tesoros, que aunque los humanos persistan en hallarlos y adueñarse de ellos, siempre se hacen inalcanzables.
Es una costumbre muy arraigada dejar ofrendas a Ama-Lurra, a la Madre-Tierra, en las cuevas y simas, ya que estas son las puertas al interior de la tierra.
Eguzki o Eguzki Amandre
El Sol, tiene especial relevancia entre las divinidades vascas. Es la que nos ofrece luz y calor, y en sus manos están las buenas y malas cosechas. También posee una gran influencia sobre los genios y malos espíritus, ya que la presencia del sol hace que se retiren a su morada, en el interior de la tierra. Cuando los rayos de sol atrapan a ciertos genios, estos pierden sus poderes.Es costumbre muy arraigada, poner un Eguzkilore (flor del sol), una carlina, en la puerta de los caseríos, para ahuyentar a los malos espíritus y genios.
En algunas leyendas el sol es el ojo de dios.
Ilargi o Ilargi amandre
La Luna, también es una diosa importante en la cultura
vasca. Si, el sol aparece como ojo de dios, la luna es la cara de dios. La luna
alumbra a los espíritus de los muertos. Según algunos lingüistas, la palabra
'ilargi' significa: 'luz de los muertos'.
La adoración a la
diosa luna, Ilargi, debía de estar bien arraigada en el
pueblo vasco puesto que el viernes, día de la semana, está dedicado a ella:
“ostiral”. Una variante para nombrar a la luna es 'irargi', en donde se
puede apreciar esta raíz 'ira'. El viernes es un día especial en la
semana vasca: es el día en el que se reunían las brujas y los brujos. Los
viernes también estaban prohibidas ciertas actividades:
comenzar a realizar trabajos importantes, llevar el rebaño al monte, sacar miel
de las colmenas, etc.
Ortzi o Ostri
Es el cielo o firmamento que vemos por encima de las nubes; el lugar donde se encuentra el sol, la luna y las estrellas. Una variante de esta palabra, que aparece en el diccionario de Aymeric Picaud, se utilizaba para nombrar a dios en el siglo XII: urtzi.Para JM Barandiaran es posible que antiguamente el pueblo vasco adorara al dios del cielo, semejante al dios Thor de los escandinavos. Este culto Es posible que lo trajeran los pueblos celtas que invadieron esta tierra entre los años 1000 y 500 a.c.
Examinando atentamente las divinidades tratadas, se explica la antigua cosmología del Pueblo Vasco. En el centro de todo está la Tierra, la base de toda la existencia y la vida natural, y a su alrededor están el Sol (Eguzki Amandrea), la Luna (Ilargi Amandrea) y el Cielo (Urtzia). Todos los días las diosas Eguzki Amandrea y Ilargi Amandrea salen de dentro de Ama-lurra, desde sus entrañas, y recorren su trayectoria sobre el dios Urtzia, para volver de nuevo al seno materno, Ama-lurra. Mari era la diosa de la naturaleza y de todos los fenómenos naturales. Por lo tanto los antiguos vascos adoraban todo lo que tenían ante ellos: la tierra, la naturaleza, el sol, la luna y el cielo.
Ama-Lurra
En las leyendas del Pueblo Vasco la Tierra, Ama-Lurra, es la divinidad principal. La tierra, se nos muestra como habitáculo de todos los seres vivos, poseedora de fuerza vital propia que ha creado nuestro entorno natural. Es la que hace posible la existencia de animales y plantas, y la que nos da a los seres humanos el alimento y el lugar necesario para vivir. La tierra es un enorme recipiente, un receptáculo ilimitado, donde viven las almas de los difuntos y la mayoría de los personajes mitológicos.
La fe en Ama-Lurra es muy antigua en el pueblo vasco, anterior a la invasión de los pueblos indoeuropeos. Ya que estas culturas que llegaron del este a la vieja Europa, fueron las que introdujeron la creencia en las divinidades celestes.
Según cuentan las leyendas, en el interior de la tierra existen increíbles tesoros, que aunque los humanos persistan en hallarlos y adueñarse de ellos, siempre se hacen inalcanzables.
Es una costumbre muy arraigada dejar ofrendas a Ama-Lurra, a la Madre-Tierra, en las cuevas y simas, ya que estas son las puertas al interior de la tierra.
Galtzagorri
Son genios minúsculos con forma de hombrecillos y visten calzones rojos. En algunos lugares adquieren la forma de insectos. Estos genios amigables son hábiles, vivaces, juguetones y auxiliadores. El dueño de los duendecillos los guarda en un alfiletero o en una cajita, y están siempre dispuestos a cumplir los mandatos del que los posee, aunque sean trabajos inverosímiles. Cuando se abre el alfiletero, que es su morada, inmediatamente cominezan a dar vueltas sobre la cabeza del dueño, preguntándole continuamente qué es lo que desea qué hagan. Suelen trabajar durante la noche, y a la mañana siguiente tienen el trabajo terminado. Para conseguir estos geniecillos basta con poner un alfiletero o una cajita sobre una maleza la noche de la víspera de San Juan, al amanecer los Galtzagorri se habrán introducido en su nueva morada.
Cuando los adivinos, brujos o curanderos realizan algo
increíble, se dice que se han servido de la ayuda de estos genios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario